ASTETE Y LA PLAUSIBILIDAD DEL RAPTO (Por Juan Paulo Rivera)

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Lo verosímil es lo similar a la verdad, algo como real, pero bajo una espesa bruma neblinosa de un Lar campestre, que podría ser ideal, como un estado de gracia, pero el sino trágico del escritor no respeta la quietud, el rapto de esa tranquilidad aparece como la posibilidad del escritor de continuar su lenguaje, dado que el cuento de horror es tan viejo como el pensamiento y el lenguaje humanos, volver al campo es entonces una vuelta al mito, a aquello que pondrá a prueba nuestro juicio y lo que es más terrible, el juicio de nuestra familia, ya no solo hay un heterónimo en el rapto, hay un grupo heteronómico familiar, valiente apuesta y susceptible al rapto, porque no hay terror mayor, que el de un padre frente al posible daño de un hijo.

No son pocos los ejemplos de escritores que colocan a escritores como heterónimos conflictuados frente al terror y la pérdida del juicio en sus cuentos y novelas, recuerdo por ejemplo a Lunar Park de Easton Ellis, donde como en el Horla de Maupassant, el terror lentamente cobra entidad, y por supuesto, El Resplandor de King, que junto a Jack Torrance, nos llevaron por un mundo lleno de muerte y de locura, donde el padre es el demonio de su propia familia, sin embargo, es otra familia, no es la familia del escritor como en El Rapto. En la emigración de lo mítico chilote hacia al campo, el escritor, buscando la tranquilidad, se fue cargando en su espalda una creatura invisible que trágicamente lo “sine” donde vaya, para enfrentarla en algún momento nocturno, frente a frente…

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